martes, 15 de abril de 2008
Viaje a los sueños polares.
- Arranca, pilla carretera sin pensar por un momento donde acabaremos.
Decir esta frase abre un mundo pre-onírico con tantas posibilidades que acaban reduciéndose a una sola: Libertad.
La libertad implica un riesgo, sí, pero es algo que hasta se agradece.
¿dónde hay que firmar?
De repente, no hay nada en qué pensar. Simplemente, no existe nadie, ni la hipotética idea de que alguna vez hubiese un antes y un después. Elegir un destino al azar, a base de "ahora izquierda, ahora derecha, ahora gira" constituía una coreografía explícita, casi estipulada en las leyes de orbitación de los planetas, ligada a la huída ineherente al caos.
Ahora izquierda, ahora derecha....
Prosopopeya del asfalto.
Ingeniosamente, a cada curva sorteábamos cada ínfima presión que ocupase nuestras vidas. Descubrimos desde naves industriales abandonadas hasta parajes desérticos dignos de un fiordo. Acabamos en un paraje abandonado, lleno de vegetación salvaje. Las dos sabíamos que era ahí donde habíamos querido ir desde un principio sin saberlo.
Las leyes de la orbitación.
Ahí estaba nuestro mundo, todo lo que necesitábamos: Agua, huecos en el camino, escondites, clima propicio y un libro.
Yo me puse a leer en voz alta. No sé exactamente cuánto tiempo pasó.
Porque ya no existe el tiempo.
Pero calculo que hace unas cuantas lunas, decidí dar la mano a una persona sin pensar demasiado donde podría acabar. Ni siquiera si podría salirnos demasiado caro. Sí, algo caro sí que salió, pero la recompensa...
La recompensa es perderse en la mirada que tiene residencia fija en los ojos de la chica de Belfast y decirle:
- Eres tú.
Decir esta frase abre un mundo pre-onírico con tantas posibilidades que acaban reduciéndose a una sola: Libertad.
Decir esta frase abre un mundo pre-onírico con tantas posibilidades que acaban reduciéndose a una sola: Libertad.
La libertad implica un riesgo, sí, pero es algo que hasta se agradece.
¿dónde hay que firmar?
De repente, no hay nada en qué pensar. Simplemente, no existe nadie, ni la hipotética idea de que alguna vez hubiese un antes y un después. Elegir un destino al azar, a base de "ahora izquierda, ahora derecha, ahora gira" constituía una coreografía explícita, casi estipulada en las leyes de orbitación de los planetas, ligada a la huída ineherente al caos.
Ahora izquierda, ahora derecha....
Prosopopeya del asfalto.
Ingeniosamente, a cada curva sorteábamos cada ínfima presión que ocupase nuestras vidas. Descubrimos desde naves industriales abandonadas hasta parajes desérticos dignos de un fiordo. Acabamos en un paraje abandonado, lleno de vegetación salvaje. Las dos sabíamos que era ahí donde habíamos querido ir desde un principio sin saberlo.
Las leyes de la orbitación.
Ahí estaba nuestro mundo, todo lo que necesitábamos: Agua, huecos en el camino, escondites, clima propicio y un libro.
Yo me puse a leer en voz alta. No sé exactamente cuánto tiempo pasó.
Porque ya no existe el tiempo.
Pero calculo que hace unas cuantas lunas, decidí dar la mano a una persona sin pensar demasiado donde podría acabar. Ni siquiera si podría salirnos demasiado caro. Sí, algo caro sí que salió, pero la recompensa...
La recompensa es perderse en la mirada que tiene residencia fija en los ojos de la chica de Belfast y decirle:
- Eres tú.
Decir esta frase abre un mundo pre-onírico con tantas posibilidades que acaban reduciéndose a una sola: Libertad.
Se me antoja que esto va de...
chá (ahora con un 20% menos de sutilidad)
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2 comentarios:
... ñeñeñe, ains.
Oye, y que fue de la ballena encayada??... q maldad la tuya no mencionarla ni por un momento.
T quiero cosita *_*
es que merece un post aparte.. esa ballena.. zolaaaa... además necesito documentación gráfica...
Por cierto, ¿has mirado en el fotolog de mi prima??
Te quiero ¬¬
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