sábado, 30 de enero de 2010
A Taste of Honey según eρHedro
Pétrea mi mano toca: invierno,
azucarada dermis adornada,
helor del ocaso, día en que el hada
decide condenarme al averno.
Férrea como ese disco postmoderno,
pasado el vals bailado, tu mirada
ya no suena vermellón, ni a abogada
del ósculo tácito sempiterno.
Queriéndose llamar como las mieles
que son en realidad zumo de caña,
deseando ignorar todas las hieles,
sabiendo que es a sí a quien engaña,
mi axón convence a sus hermanos fieles:
«No recurráis aún a la guadaña».
Se me antoja que esto va de...
19 se extiende,
a taste of honey,
ephedro,
llanto,
M19,
nieve,
tengo un regomello intenno
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7 comentarios:
Creo que el ejercicio poético está bien ejecutado porque, al menos para mí, cuando a un poema lo tienes que mirar con lupa y releer los versos para captar la imagen (y lo que se quiere en realidad decir) es porque el autor supo esconder, bajo una persiana, sus intenciones.
Aún así te siento más cómodo en la fotografía, y no lo digo por esta en particular, sino por la retina tuya que ya he venido viendo.
Demasiado clásico para mí lo que hace que me entere más bien lo justito. Me ha transmitido belleza y armonía, pura matemática, y me quedo con el último verso.
Besos en iambic pentameter.
Eso de la retina mancantao, don Francisco.
chá, es que es opaco y oscuro ¿no te molan más los dos últimos versos?
Más y más lo leo, y más me topo con un muro.
Yo creo que el secreto de la buena literatura está en la ausencia de misterio: a Sheakespeare se le adora porque dice claramente lo que hay, por complicado que sea.
Claro, eso sí: un genio ve claro lo que nosostros vemos oscuro.
Bien, mudito, bien. Pero es que dictar el secreto de la buena literatura / sentido del arte / objetivo de la vida... es algo en lo que aún no nos hemos puesto de acuerdo así los seres humanos en general. Me gusta tu apreciación, porque pone de manifiesto la opacidad de la poeticosa.
Joé, pues vale.
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