martes, 19 de agosto de 2008
Ratas muertas.
Ángeles callejeros. Emilio Maldonado.
Rafael consiguió ganar de nuevo el primer premio. Empezaba a resultar algo aburrido, como acudir a clase, donde se empeñaban en no enseñar lo realmente importante. Pronto decidió que lo que quería hacer era saltar.
Así que se pasó unos cuantos años de su vida saltando en paracaídas.
Mar volvió a notar algo extraño al sentarse en su mesa del aula 6.6. Miró hacia atrás, sonrió y abrió un pequeño papel donde había una caricatura del profesor. Rápidamente arrancó un trozo de hoja de su cuaderno y dibujó al conserje, y lo lanzó hacia atrás donde Emilio lo recogió y puso una mueca divertida de estar tremendamente asustado. Ambos dibujaban muy bien. Emilio acabó siendo un artista bastante reconocido, y algo polémico cuando hacía exposiciones donde metía ratas muertas dentro de una caja. Mar acabó volando lejos de la península.
Nunca más volvieron a verse.
Chá volvió a ver esa mirada que tan poco le gusta. Puso la música a todo volumen y realizó una llamada telefónica. Horas después estaba en un coche yendo a toda velocidad a algún lugar que aún estaba por decidir.
Huyendo de esa mirada.
Por alguna extraña razón, Rafael, Mar y Chá, siempre acababan desapareciendo. Algunos pensaban que se trataba de un trastorno antisocial leve, aunque solía ser descartado rápido, pues eran bastante sociables; otros lo achacaban a que se sentían incomprendidos, lejos de su propia vida, solos, extraños en medio de su propio entorno.
Rollos varios.
El caso es que siempre acababan desapareciendo, y siempre de una manera similar a los imanes cuando se repelen: saliendo disparados hacia algún lugar que esté justo al contrario.
Nadie nunca supo que ocurría, ni ellos mismo tampoco. Sólo sabían que, a veces lo tenían que hacer en una necesidad animal y tan básica como masticar sin contemplaciones un trozo de comida cuando se han pasado tres días sin comer.
Volar por los aires. Sin importar lo dura que pudiera ser la caída.
Sin importar lo lejos que te lleve, ni el tiempo que puedas tardar en encontrar tu camino.
Pero, ¿cómo tres personas tan diferentes, tan alejadas, podían coincidir en ese mismo “defecto”?
- ¿qué defecto?- dijo Chá.- Yo no lo veo como un defecto, ni como un hábito. Lo veo una necesidad.
- Ser hermanos no es un defecto.- dijo Rafael.
Se me antoja que esto va de...
chá (ahora convertida al vorticismo)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Este texto es menos esquizoide de lo corriente... estas mas equilibradita... que raro, no?
pss.. es que sin ti no es lo mismo , qué quieres???
De todas formas tu crees?? yo creo q es todo lo contrario..
En fin, las cabezas...
un besito...l más trnauila si que empiexzo a estar, la verdad...
"l más trnauila si que empiexzo a estar"
se nota, se nota
qué es esquizoide?
dices mientras clavas tu navaja azul
en mi pupila
qué es esquizoide?
y tú me lo preguntas
nos persigue la policía...
dije que guardaras nuestras variaciones para hacer algo con ellas...
se merecen algo más queun comment...
Me gusta cuando callas, porque estás vomitando...
nuestras cosas no vas a pasar de servir como mucho como un comentario, con suerte...
bueno..ayer soltando algunas buenas....
que se cambia ella sola, tú sabes...
No son ratas en cajas, sino la pequeña momia de un ratoncillo.
Gracias por lo de artista reconocido, por tu imaginación y texto "esquizoide".
E. Maldomado
Ya sé, ya sé..pero hay que meterse en el contexto del escrito "esquizoide"...
Gracias a ti por escribir aquí...y por hacer momias.
Un beso!
Publicar un comentario