19 en el Aleph de Borges

"Una copita del seudo coñac - ordenó - y te zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito dorsal es indispensable. También lo son la oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación ocular. Te acuestas en el piso de la baldosas y fijas los ojos en el decimonono escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo. Algún roedor te mete miedo ¡fácil empresa! A los pocos minutos ves el Aleph. ¡El microcosmo de alquimistas y cabalistas, nuestro concreto amigo proverbial, el multum in parvo!

Repantiga en el suelo ese corpachón y cuenta diecinueve escalones.

¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Cada cosa era infinitas cosas, porque yo claramente las veía desde todos los puntos del universo"


Artículo 19
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

* Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.



Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y la expansión denuncia la obra de sus manos.

Biblia, Libro 19 (Salmos), 19:1

domingo, 12 de noviembre de 2023

Esternón (2023), Lukas Valmö



Le doy al play y todo comienza con un sonido que a mí me recuerda al camarote de un barco antiguo, y eso que nunca he estado en ninguno. Si sé algo de camarotes es debido a las películas de Hollywood. Las cuerdas de los violines están tensas pero estamos soltando amarras. La tensión da paso a una verdadera debacle... cinematográfica.

Esternón, el disco de debut de Lukas Valmö es, ante todo, un verdadero ente capaz de crear imágenes y emociones. Porque conozco al autor lo suficiente, sé cuantísima sinceridad hay en cada corte del álbum y la profundidad de cuanto ha dejado ahí. Por eso, y porque me siento identificado, Pa' Siempre logra romperme en trozos cada maldita vez que la escucho. Solo llevamos unos pocos minutos del disco y el alma ya está a flor de piel. Puede que esta intensidad nos pase factura. Puede que ir tan de cara y tan adentro solo sea cosa de valientes.

Porque todo esto es una tragedia. Una tragedia griega. Últimamente pienso mucho en ellas. Algunos podemos llegar a ser muy dramáticos. Puede que lo llevemos en la sangre, esta sangre mediterránea y atlante.

La sangre, la piel, los tendones y los cartílagos de nuestro Esternón. Por debajo de todo eso, lo que solo la música puede expresar. Vacío. Vacío pero el ritmo es el latido de un corazón. La ambición de Lukas es aquí inmensa, quiere crear al homúnculo (pop) perfecto, el ser que nace de la nada, una vida nueva que necesita un espacio vacío, un soplo de vida y una chispa.

Para el corte cuatro, la chispa ya es una llama. Viene la ira y el incendio. Las ganas de triturar cosas. El proceso sigue su lógica orgánica. Estos días vengo leyendo sobre la idea de Joseph Campbell del viaje del héroe, también denominado monomito. Esternón es ese viaje en el que Lukas entiende su destino trágico y se adentra en él con coraje y valentía, sabiendo que la tragedia solo tiene un final posible, asume así la capacidad transformadora de la muerte simbólica:

mi esperanza es renacer

como Fénix tengo que arder

Así que el Esternón arde en catarsis y con ello damos pie al primer intermezzo, en el que las cuerdas esta vez confeccionan un nuevo vestido para Lukas. Algo anidaba en su esternón que simultáneamente a la autodestrucción tejía para él un capullo o una crisálida. En el viaje del héroe, una situación, en este caso la ruptura de la pareja, fuerza al protagonista, que finalmente acepta abandonar “su tierra” para adentrarse a “otro lugar” que sabe le está transformando. La metamorfosis es la causa, el medio y el objetivo.

Y sí, curiosamente para el corte 6, Lukas ya tiene alas. La segunda parte de Esternón no da más tregua a la pena o la desgracia. En la comedia de la tragedia, el dolor es solo humor malentendido. Porque toda tragedia es una comedia si cuando baja el telón nadie ha muerto en realidad y reímos al descubrir todas las posibilidades nuevas que la vida nos brinda. Así es como la muerte simbólica nos da alas.

En Nebulosa, Lukas ha volado tan alto y tan lejos que recorre galaxias y aquí hay una lección muy poderosa y muy valiente, cuando se acepta la incertidumbre, las dudas paradójicamente cesan dando paso a la confianza ciega en el futuro, aún conociendo el destino humano mejor que al principio. Hay que reunir mucho valor para abrir tanto el corazón y aceptar todas esas verdades profundas que hay dentro de un esternón.

Me encanta el detalle del sonido de la mosca a continuación. Es una metáfora deliciosa, pasar de lo inmenso, galáctico y reconocerse como ser alado, en la pequeñez e insignificancia de la mosca. Es en este corte, Revelación, donde aflora fabulosamente de nuevo la honestidad de Lukas como compositor. Nuestro héroe aquí es donde consigue la espada, el ungüento, la clave decisiva que le permite matar al dragón. Su espada es la humildad, el dolor lo dejó desnudo e indefenso pero libre sin embargo. Entonces voló y en su periplo se encontró consigo mismo y con algo igual de importante. Con el Otro. Notemos la evolución: mientras al principio del disco Lukas, destruido, había caído en el victimismo egocéntrico, para Revelación ya es capaz de hacer autocrítica, es responsable. Ha salido del camarote y finalmente ha tomado el timón.

Para el Intermezzo segundo el héroe ha regresado a su tierra cargado de riquezas y experiencias que desea compartir con su gente.

En el 2011, justo durante el tiempo en que este blog entrara en coma, Lukas y yo nos veíamos más a menudo. En esa época el 15M "estalló" y yo traté de formar parte de él desde el amor pero también desde el odio o más bien desde la rabia. Por entonces Lukas era parte de Valmön, una banda que formó con sus hermanos y que me encantaría que volviera, la verdad. Como yo estaba en mi etapa activista, a veces recriminaba a Valmön que sus canciones fueran tan pop y que no hubiera política o reivindicación cuando había tanto por lo que protestar. Irónicamente, 12 años después, Lukas, desde la madurez y el conocimiento saca Quiero un mundo de color y yo, movido por el miedo, le recrimino haber sido excesivamente político en esta canción siendo un artista. E irónicamente escribo esto cuando toda la ralea fascista ha salido a la calle tras un concienzudo trabajo de algunos por sacudir el avispero, y ante mi estupor contemplo una especie de reverso oscuro abyecto y ridículo del 15M de hace 12 años, la misma conducta llevada a cabo desde el amor y la rabia con intereses totalmente opuestos y ajenos a la razón. Quizás hemos permanecido demasiado tiempo callados en nuestro camarote.

Los últimos cortes de Esternón se sienten como que han estado a base de una cocción más lenta y meditada. Lukas es una persona que ha madurado y ha templado su espíritu con destreza y algo de tiempo. Suerte puede ser el corte más pop y comercial de todo el disco. Algo me recuerda a Mecano y esto lo digo como el mayor de los elogios. Para mí Mecano fue el pop perfecto y hace que caiga en la cuenta de lo buen compositor que es Lukas. No es solo que todo el álbum haya conseguido crear un concepto y sea una obra tan redonda y bien hilada. Es que cada tema es un pequeño mundo en sí mismo que funciona bien por sí solo.

El viaje termina curiosamente en un muro. Un Muro Sonoro. Es como un Non Plus Ultra. Si escucho la letra me encuentro con casi todas las imágenes que me ha sugerido el resto del disco de manera casi inconsciente. No me digáis que esto no es magia. No creo que ni Lukas mismo sea consciente de lo fascinante de todo esto. Y todo porque está hecho desde el corazón y desde luego tras años y años de vivir por y para la música, toda esa música no cabe en un solo esternón.

Esternón es un disco luminoso, muy luminoso, una especie de bandera al servicio del amor y la bondad. Los sentimientos son muy puros, casi angelicales. Lukas se expone tanto que casi causa rubor contemplarlo. Incluso en los temas más angustiosos y dramáticos su oscuridad es brillante y cegadora. Como ya he escrito aquí antes, lo irreverente de Esternón, su osadía, es la de abrir tanto el corazón y ser tan amoroso. Eso es muy valiente. Y da miedo. Felicidades.


Esternón de Lukas Valmö en Amazon Music Unlimited

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