De lejos parecen un poco efímeros, incluso podrías apostarte a que acabarán ortopédicos. Por sí solos como que no acaban de adaptarse al mundo: el que no falla en la manera correcta de saludar a un perro tiene problemas para atarse los zapatos. Juntos ya es otra cosa. Porque siempre hay algo, minúsculo, que te acaba haciendo creer que la vida (con ellos) merece la pena.
Me ponen sus palabras y sus actos. Incluso cuando no los hay. Podría pensar en Bukowski, en Bill Cosby o en una babucha tirada en la cuneta y estaría pensando en ellos. En quince árabes corriéndose en la cara de alguno de ellos, en un masturbafrailes. Son ellos y sus fantasías, o las fantasías que me imagino que tienen en su cabeza. Sexo con enanos en la Expo. En terrenos lorquianos. En el séptimo sello. En las señales que me llevan a ellos.
En la suavidad de una mañana en la hamaca. En un abrazo efímero de un chamaquito que habla de cosas que el mundo no podrá alcanzar, ni quiere. En conversaciones acerca de calcetines de algodón y sus negros efectos en mi coño torero, que está en boca de todos.
De lejos parecen un poco efímeros, incluso podrías apostarte a que acabarán ortopédicos.
Mis amigos. Creciendo al unísono conmigo, coreografiados como quince árabes corriéndose en la cara de alguno de ellos.
Os amo y os amaré siempre.
Fermín, no dejes que la soledad te aparte demasiado y te haga creer que no merece la pena un día más. Siempre habrá perricas.
Víctor, no dejes que el afán de ser escritor te contamine hasta tal punto que escribas sin noción de lo que haces ni ilusión.
Negrete, casi que te digo lo mismo.
Pedro, tu camino es más libre y está después.
Pedro Luis, el tuyo está encauzando a través del arte las mentiras de la realidad.
Suavidad Extrema, no te voy a decir nada, porque lo sé de sobra: siempre seguirás rodeada de todo aquello que los demás acabarán despreciando y olvidando.
Joss, tú serás el primero.
***Como os dije, me despido con un enorme abrazo comunitario de las personas que han marcado mi vida estos últimos años y el rumbo de ésta porque mi camino ahora está en un hospital. Espero que cada uno de vosotros consiga vivir de acuerdo a sus emociones, y que eso os lleve a encontrar el Aleph. Espero mirar vuestra mirada y ver siempre la luz y la viveza que veo ahora.
Y, sobre todo, espero equivocarme.
8 comentarios:
Es un texto bello.
Pero no entiendo lo de la despedida.
Como ya te dije en Otura city, me encanta esta canción, y me flipa especialmente todos los efectos de las conversaciones mezcladas, me trae ese momento que estás en tu cama después de una noche intensa de juerga, charlando con los amigos, y luego te vas a dormir, y cuando te estas quedando roque empiezas a oir sus voces aún resonando en tu cabeza, y piensas (bueno,lo pienso yo porque estoy enfermo) "la juerga sigue en el mundo de los sueños, voy p'allá"
Este texto tuyo sí que me gusta, mira tú por dónde. Debe ser que antes no contabas nada, y ahora sí.
No es la forma lo que da vida a un texto: es la potencia interna, la válvula que salta hecha trozos que nunca volverán a casar, mandar a la mierda todo lo que te dolía.
Te quiero mucho, nena. Y los otros ortopédicos me consta que también.
Ponte buena, y vuelve.
A quién le llamas ortopédico Fermín? Qué mis padres decidieran amputarme las manos y sustituirlas por garfios debido a mi marcada tendencia al onanismo no te da derecho a ese insulto tan gratuíto.
Respecto al texto, pues tiene un no sé que de nostalgia que lo hace bello. Supongo que también por la cercanía ya que al fin y al cabo habla de nosotros.
Y la canción, ay la canción, aaaaayyyy la canción que me pone to tonto!
Bonita foto, de cuando la terraza de Fermín era un pequeño vergel a lo patio árabe y no el rastro de destrucción masiva en que se ha convertido...xD
Azra, míralo por el lado bueno, al menos ahora tenéis dos armas de matar en ciernes. Ya imagino la belleza de dar a oler una prenda robada a un enemigo a esos canes del averno y espetarles: busca y destruye...
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