19 en el Aleph de Borges

"Una copita del seudo coñac - ordenó - y te zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito dorsal es indispensable. También lo son la oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación ocular. Te acuestas en el piso de la baldosas y fijas los ojos en el decimonono escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo. Algún roedor te mete miedo ¡fácil empresa! A los pocos minutos ves el Aleph. ¡El microcosmo de alquimistas y cabalistas, nuestro concreto amigo proverbial, el multum in parvo!

Repantiga en el suelo ese corpachón y cuenta diecinueve escalones.

¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Cada cosa era infinitas cosas, porque yo claramente las veía desde todos los puntos del universo"


Artículo 19
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

* Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.



Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y la expansión denuncia la obra de sus manos.

Biblia, Libro 19 (Salmos), 19:1

jueves, 2 de abril de 2009

La insoportable levedad de lo que fue (II)

Hubo un tiempo en el que todos los muros de todas las casas, todos los ventanales de los coches y los transportes públicos, todo el asfalto y el pavimento de las aceras, todas las manos que ante mi se agitaban en cada conversación y los ojos que parpadeaban mientras intentaba ensartarlos como dos olivas con mi mirada ávida; un tiempo en el que en todos lados descubría poesía.

Ahora me retraigo, me escondo detrás de mis obligaciones, detrás de los contenedores de basura con las orejas agachadas y observo. Apenas puedo confiar en mis versos y me avergüenzan aquellos que escribí cuando no sabía lo que suponía hacerlo, cuando creía que esto era un juego.

Hoy tengo que gestar los poemas y desgarrarme la realidad para poder traerlos a este mundo. Hoy respeto la poesía.

2 comentarios:

chá dijo...

muy bueno Jacobino....muy bueno...pensaré en ti hoy más de la cuenta

Argax dijo...

Piensa, piensa en mi que así me haces real, que yo estoy hoy en uno de esos días en que no me llego a mis propias cannes, vamos que si me pruebo una corbata delante de un espejo sólo se vería la corbata.

Y no voy a empezar las crónicas del hombre sin ego que aburren y además es viernes y el ego ya sabemos que está en el fondo de las copas.

Un beso.