domingo, 20 de abril de 2008
Microcuento
by Joss
Érase una vez dos perdices que un buen día se casaron, y fueron tan felices, que terminaron devorándose mutuamente.
Érase una vez dos perdices que un buen día se casaron, y fueron tan felices, que terminaron devorándose mutuamente.
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6 comentarios:
Minicuento gooore, qué chulo!!
BRAVOOO!!! el mejor!!... cuanto amor y cuanta pluma!
MEnos mal que alguien pone un titulo en español que somos unos freaks y o lo infventamos o lo ponemos en inglés...
Mereceis morir entre mis pechos...
El espíritu errante que subyace tras una piel de plumas, logrará remontar vuelo,pese a que su cuerpo no haya sido diseñado para tal, ya que es destino y ley kármica que dos alas lleven el peso del sentido romántico de la existencia...es eso, o nos hacemos vegetarianos de una puta vezzzz..
A ver, Andrews, entonces como gurú, ¿nos recomiendas comer perdices para llegar al Nirvana?
¿Has oído hablar de las virtudes del pájaro solitario?
nO SABÉIS NADA... Para llegar al nirvana no hay que comerse a las perdices, hay que fumárselas...
Así lo quiso Buda...
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